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DGARDO MARRUGO, Mecánico y JHON PÉREZ MENDOZA, Utility de Mantenimiento, en la Empresa Drummond Ltd. - Puerto, esta vez son las víctimas de un ACCIDENTE DE TRABAJO ocurrido la noche del sábado a amanecer domingo 12 de febrero de 2012. A punto de perder la vida Edgardo Marrugo, fue trasladado a la ciudad de Bogotá, con serios traumas a la altura del brazo y el tórax que afectaron seriamente sus órganos internos.
Pese al alto grave estado de salud, del trabajador accidentado, lo primero que se les ocurrió en la unidad médica de Drummond Ltd., fue hacerle la prueba de alcohol y drogas, porque para la empresa es más importante defender sus intereses e inculpar al trabajador del accidente que salvarle la vida. En estado grave se le obligó a realizarse esa prueba prolongando su estadía y, poniendo en riesgo la vida del trabajador al no ser remitido oportunamente a la clínica autorizada por la ARP.
Lo peor es que, como lo hemos denunciado reiteradamente, en Drummond Ltd. las violaciones a las normas en materia de Seguridad industrial vienen principalmente de los directivos de la compañía y, esta vez, se suma el incumplimiento de la Convención Colectiva de Trabajo, que en su artículo 41 establece la obligación de mantener en el Puerto una ambulancia provista de todos los elementos
necesarios y recomendaciones médicas para el traslado de pacientes, con un conductor para prestar atención oportuna y eficaz, durante las emergencias médicas en los sitios de trabajo.
necesarios y recomendaciones médicas para el traslado de pacientes, con un conductor para prestar atención oportuna y eficaz, durante las emergencias médicas en los sitios de trabajo.
Pese a ello, en esta oportunidad – como en anteriores – tampoco hubo disponibilidad de una ambulancia y estos pacientes, especialmente el más grave, debieron ser evacuados en vehículos no adecuados. En tierra, se trasladó al accidentado en el vagón trasero de una camioneta particular sin ninguna medida de seguridad ni equipos de atención de urgencia y primeros auxilios.
En la empresa tienen una lancha ambulancia, que es un elefante blanco y sólo de lujo y para mostrar a las autoridades cuando les hacen visitas, pero que nunca ha cumplido su función, además no es rápida ni está lista con conductor para una emergencia como esta. Muchos de los vehículos de la empresa no tienen documentación en regla para salir de las instalaciones de la empresa y los vehículos buenos que sí los tienen, son los usados por los Gerentes, Superintendentes y los de Seguridad, para trasladarse a sus viviendas.
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omo ya lo habíamos denunciado en boletín anterior, Gustavo Solano, Sergio Caballero y José Luis Velásquez son, entre otros, los principales responsables de los altos índices de accidentalidad. El desconocimiento de las denuncias que hace el Sindicato y el menosprecio a toda sugerencia de los trabajadores a través de nuestra organización sindical, se convierte en su más ignominiosa desidia en detrimento de los intereses, de la salud, de la integridad física y la vida de los trabajadores, porque les anteponen los intereses y la producción de la compañía.
Actualmente, la llamada “Unidad Médica” de Drummond. no cuenta con médico ni personal paramédico para atender emergencias graves como esta. La empresa se ufana porque hace capacitación y formación de grupos de RESCATE (cascos naranja) y de EMERGENCIA (casos verde viche), pero en momentos como el anterior nunca han operado dichos grupos, mientras que en la Unidad Médica permanece un Enfermero que no tiene formación profesional para atender casos de extrema gravedad como el de estos accidentados que salen con su vida pendiendo de un hilo desde sus sitios de trabajo.
Son lamentables las condiciones inseguras de trabajo que se presentan en Drummond Ltd., pues no solamente a diario surgen nuevos trabajadores con enfermedades profesionales, sino que a menudo ocurren accidentes de trabajo incapacitantes y fatales, que incluso han costado la vida de varios trabajadores. No se puede seguir negando que los trabajadores estamos pagando un altísimo precio por generarle riquezas a esta transnacional minera norteamericana, antisindicalista y desconocedora de su responsabilidad frente a los derechos humanos y laborales de sus trabajadores.
Exigimos una clara autonomía y funcionalidad del Comité Paritario de Salud Ocupacional – COPASO, intervención seria y eficaz de la ARP que a veces posa sólo de observadora pasiva; así como la intervención del Ministerio de Trabajo, para que revise la aplicación práctica de los planes de seguridad de esta compañía.
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